In seiner Funktionalität auf die Lehre in gestalterischen Studiengängen zugeschnitten... Schnittstelle für die moderne Lehre
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En este proyecto exploramos futuros especulativos y futuros descabellados: escenarios que tal vez nunca existan, pero que nos sirven como herramientas para cuestionar nuestro presente. Como diseñadores, trabajamos dentro de futuros que no son reales, pero que revelan verdades sobre el mundo actual. Archivo de ADN es uno de estos futuros: una distopía donde el control absoluto garantiza la armonía perfecta.
En el Estado Archivo, la vida es precisa y silenciosa. Desde el primer aliento, tu código genético se convierte en mapa y manual. El Archivo decide quién serás, dónde vivirás, a quién amarás y qué aportarás. Las calles están libres de ruido y violencia; no hay sorpresas, ni encuentros inesperados, ni errores. Las familias se forman por compatibilidad genómica, los amigos se eligen por estabilidad emocional prevista. La justicia no se discute: se calcula, se ajusta. Las emociones demasiado intensas se tratan antes de que se desborden. Cada acción deja rastro, cada pensamiento puede preverse. Y en el centro, el Dictador vela por la pureza del orden, podando cualquier brote de caos antes de que crezca. Aquí, la libertad individual se sacrifica por la seguridad colectiva; la privacidad, por una paz sin fisuras. El precio es alto, pero nadie se atreve a decirlo en voz alta. La vida fluye, perfecta y monótona.
El Archivo de ADN descifra cada posibilidad de error antes de que exista. Dentro del genoma se encuentran huellas invisibles: impulsos de violencia, debilidades emocionales, ansias de libertad, inclinaciones a la mentira o la traición. La ciencia convierte la esencia humana en un cálculo frío: nadie escapa a lo que lleva dentro.
Cuando el sistema detecta riesgos, una tendencia a cuestionar, un impulso de desobedecer, una chispa de deseo prohibido, activa correcciones automáticas: ajustes hormonales silenciosos, restricciones físicas, reeducación obligatoria. La vigilancia no duerme; cada palabra, cada mirada, cada desviación microscópica se cruza con el mapa genético original. Si alguien se sale del camino, el Archivo interviene sin previo aviso, reescribiendo la conducta o aislando al individuo.
No hace falta castigo público ya que la amenaza es invisible, constante. La pureza del orden se mantiene con precisión quirúrgica. En el Estado Archivo, el margen de error se borra desde la raíz.
El Archivo de ADN es un sistema biométrico total. Desde el nacimiento, cada célula del ciudadano pertenece al Estado. Los laboratorios del Archivo extraen, secuencian y almacenan la información genética, creando perfiles vivos que se actualizan constantemente con datos de comportamiento, salud y relaciones.
El sistema alinea la herencia biológica con los planes de desarrollo nacional: una sociedad donde cada individuo desempeña su rol óptimo. Los centros de formación genotípica educan a cada persona según su potencial calculado; los algoritmos de emparejamiento determinan parejas con compatibilidad genética y psicológica.
Cada ciudadano lleva un chip de monitoreo que envía datos en tiempo real. Si surge una desviación —un impulso violento, una emoción excesiva, un deseo de escapar— el sistema activa alertas automáticas. Equipos de intervención ajustan químicamente la conducta o reasignan al individuo a tareas de menor riesgo.
En el Estado Archivo, no existen secretos ni margen para la imperfección. La vigilancia sustituye la libertad; la predicción, la justicia punitiva. El orden se mantiene porque el error, simplemente, se neutraliza antes de que ocurra.
Para cerrar esta visión, presento mi póster como una ventana a este futuro improbable, pero posible, que nos obliga a preguntarnos: ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar por sentirnos seguros?